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Credopedia Adviento: Lo que debes saber sobre el tiempo antes de Navidad

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Adviento: Lo que debes saber sobre el tiempo antes de Navidad

Pocas épocas están tan llenas de tradiciones y símbolos como el tiempo de Adviento. Es un tiempo de espera, esperanza y preparación para el nacimiento de Cristo, que celebramos en Navidad. Sin embargo, por hermosas que sean las tradiciones, solo tienen sentido si nos orientan hacia lo esencial. Una Navidad sin Jesús es como una fiesta de cumpleaños sin el festejado.

mins read | Stani Mičkovicová

¿Qué significa «Adviento»?

Adviento: un tiempo de alegría anticipada, reflexión y preparación para la Navidad. A pesar de ello, para muchas personas el Adviento está asociado con compras frenéticas y la búsqueda de regalos. Ya en noviembre, las luces, la música y los dulces navideños están por todas partes, convirtiendo la Navidad en el punto final de un año lleno de estrés.
Pero, ¿qué significa realmente el Adviento? ¿Cómo podemos vivirlo en su significado original?
El tiempo de Adviento, derivado del latín «Adventus Domini» - «venida del Señor»-, es un tiempo de preparación para el nacimiento de Jesucristo y abarca las cuatro semanas anteriores a la Navidad.
Antiguamente, el Adviento se entendía como un tiempo de ayuno y penitencia, y en la liturgia de la Iglesia todavía conserva este sentido. A través de la renuncia consciente a celebraciones o comidas abundantes, los creyentes se preparaban para la Navidad – el nacimiento de Jesús. Más reflexión, introspección y silencio les ayudaban a vivir más profundamente el milagro de la Navidad.

El Mesías llegó, pero de una forma inesperada

Siglos antes del nacimiento de Jesucristo, el pueblo de Israel esperaba al Salvador prometido en las profecías de las Escrituras. Pero Jesús cumplió las promesas del Antiguo Testamento de una manera inesperada: en lugar de aparecer como un rey poderoso que liberaría a Israel de la ocupación romana y restauraría el reino, Dios vino al mundo como un niño débil. Nació en un humilde establo en Belén, lejos del esplendor y el poder terrenal. Su camino no fue de triunfo político, sino de pobreza y entrega.
Sin embargo, un rey que vive en pobreza y finalmente muere en la cruz no encajaba en las estructuras de pensamiento de los contemporáneos de Jesús. En el prólogo del Evangelio de Juan leemos: “Ella (la Palabra de Dios) estaba en el mundo, […], y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.” (Jn 1, 10-12).

La actitud de María y la venida del Mesías

Incluso María, la madre de Jesús, se sorprendió cuando el ángel le anunció que daría a luz al Hijo de Dios. “Entonces María dijo al ángel: «¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios».” (Lc 1, 34-37).
María no trató de explicar el extraño acontecimiento con lógica humana. Se abrió al misterio de Dios. Creyó que Dios actúa más allá de las leyes humanas y que todo lo puede. “María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho».” (Lc 1, 38).

Jesús volverá

El nacimiento de Cristo es un momento clave en la historia de la humanidad. Incluso el sistema tradicional de contar los años se basa en este acontecimiento, comenzando con el año de su nacimiento (a.C. / d.C.).

Pero mientras que la primera venida de Jesús marcó un nuevo comienzo para la humanidad, la Biblia también habla de su Segunda Venida al final de los tiempos. El regreso de Cristo es, de hecho, el objetivo de la historia del mundo, y como cristianos lo confesamos cada vez que rezamos en la Eucaristía: “Anunciamos tu muerte, Señor, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús”.

Como cristianos, vivimos en constante espera. Orientamos nuestra vida hacia el momento en que nos encontraremos con Jesús, ya sea en su gloriosa Segunda Venida o en la hora de nuestra muerte. ¿Cuándo será ese momento? No lo sabemos. “Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.” (Mt 24, 42).

Jesús quiere nacer en ti

Eso es lo que importa en Navidad: que Jesús llegue a tu corazón, que nazca en ti. Tómate un momento y pregúntate: ¿Qué debo hacer y qué debo dejar de hacer para que Jesús pueda venir?
Abre tu corazón a su amor y deja que Él te renueve. Una buena confesión de Navidad podría ser un nuevo comienzo para ti. Si dices “Sí” a Dios y “No” a todo lo que te aleja de Él, ¡entonces será verdaderamente Navidad!

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