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Juan Pablo II.: ¡No tengáis miedo!
Como el "papa del milenio", Juan Pablo II dejó un legado que conmovió no solo a los católicos, sino también a cristianos de otras confesiones y a muchos no cristianos. Él es una de esas personalidades de la historia que han marcado toda una época. Con más de 26 años en el cargo, su pontificado fue el segundo más largo en la historia de la Iglesia. Pero, ¿qué hace que su legado sea tan significativo y cómo puede inspirarnos su vida hoy?
Legado inspirador del Papa Juan Pablo II
Después de su elección como Papa en 1978, Juan Pablo II emocionó a la multitud expectante en la Plaza de San Pedro con las inolvidables palabras: “No tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo”. Hasta el final, el papa polaco testificó a la Iglesia y al mundo que aquellos que aman a Dios no tienen que tener miedo. ¡De nadie! Y que la vida con Cristo es incomparablemente más hermosa que una vida sin Él.
Juan Pablo II no era un hombre de compromisos cuando se trataba de los principios fundamentales de la fe y de la moral. Se pronunció claramente contra el aborto, la eutanasia y el abuso de los derechos humanos. Su firmeza lo convirtió en una voz de la conciencia en un mundo en rápida transformación. Su vida nos enseña que la verdadera grandeza radica en la entrega a Dios y en el amor hacia nuestros semejantes. Nos instó a ser valientes, a poner nuestra confianza en Dios y a acudir a la Madre de Dios en todas nuestras necesidades y súplicas.
Mensaje de Perdón
Cuando en 1981 sonaron los disparos en la Plaza de San Pedro en Roma, el mundo contuvo el aliento. El papa sobrevivió al atentado. Incluso en estos momentos críticos de su vida, el papa demostró una grandeza extraordinaria. En un mensaje grabado en cinta que había preparado para los peregrinos en la Plaza de San Pedro solo cuatro días después del atentado, habló, entre otras cosas, de Mehmet Ali Agca, el hombre que le disparó. Dijo: "Rezo por el hermano que me hirió y al que perdono sinceramente." Dos años después, lo visitó personalmente en la cárcel. La foto del Papa, de la mano con el atacante, dio la vuelta al mundo. Su gesto de perdón y misericordia conmovió a millones de creyentes y no creyentes en todo el mundo. El 25 de marzo de 1984, el Papa Juan Pablo II consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María, pues estaba convencido de que la Madre de Dios misma le había salvado la vida.
A pesar del atentado, el papa Juan Pablo II continuó ejerciendo su cargo como cabeza de la Iglesia católica con pleno compromiso.
Empoderamiento de la Juventud
Para Juan Pablo II, sus viajes apostólicos alrededor del mundo no eran solo visitas diplomáticas, sino también una expresión de su profunda conexión con la gente de todas las naciones y culturas. En 1985, instituyó la primera Jornada Mundial de la Juventud. Supo ganarse a los jóvenes para Cristo. Para él, ellos eran los "constructores de la nueva Civilización del Amor". A ellos les dirigió las impresionantes palabras que resuenan hasta nuestros días: „“En realidad, es a Jesús a quien buscáis cuando soñáis la felicidad; es Él quien os espera cuando no os satisface nada de lo que encontráis; es Él la belleza que tanto os atrae; es Él quien os provoca con esa sed de radicalidad que no os permite dejaros llevar del conformismo; es Él quien os empuja a dejar las máscaras que falsean la vida; es Él quien os lee en el corazón las decisiones más auténticas que otros querrían sofocar. Es Jesús el que suscita en vosotros el deseo de hacer de vuestra vida algo grande.” (XV. Jornada Mundial de la Juventud, Roma 2000).
The legacy of John Paul II reminds us: Each of us can change the world if we decide to live love and are not afraid to open the doors wide for Christ.
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