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Credopedia Dios existe. Puedes encontrarlo. 

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Dios existe. Puedes encontrarlo. 

¿En qué cosa creen las personas que no creen en Dios? El escritor y periodista inglés Gilbert K. Chesterton († 14 de junio de 1936) lo expresó de manera similar: «Cuando los hombres dejen de creer en Dios, no es que no creerán en nada, sino que creerán en cualquier cosa.» Hay numerosas ideologías y visiones filosóficas del mundo, astrología, magia, brujería y muchas otras creencias a las que las personas dedican su fe. Pero también existe la creencia en el único Dios personal. En un Dios que se hizo hombre y que está más cerca de nosotros de lo que podríamos imaginar.

mins read | Stani Mičkovicová

La cuestión de la (verdadera) religión

Desde siempre, el ser humano ha buscado la felicidad y la realización, la verdad y la trascendencia. «La literatura, la música, la pintura, la escultura, la arquitectura y cualquier otro fruto de su inteligencia creadora se convierten en cauces a través de los cuales puede manifestar su afán de búsqueda.», escribió el Papa Juan Pablo II en su encíclica Fides et Ratio (Cap. III, 24). Ya sea que el hombre lo sepa o no, al final es Dios mismo, su Creador, a quien busca en lo más profundo de su corazón. ¿Dios? ¿Existe Dios? Y si es así, ¿cuál Dios es el Dios verdadero? ¿Es posible encontrar el “verdadero” Dios entre tantas religiones?

Cada religión pretende mostrar el verdadero camino hacia Dios y tiene sus propias ideas sobre la existencia de Dios. Además, el lugar de nacimiento y la cultura en la que uno nace influyen significativamente en la confesión de fe individual. ¿Significa esto que uno nace en su fe? Por ejemplo, si naciste en Europa, es probable que seas cristiano. Si eres de Marruecos, es posible que seas musulmán. Y una tailandesa probablemente profesará al budismo. Y sin embargo, también es cierto: existe un solo Dios.

Yo soy el camino, la verdad y la vida

Las personas de diferentes creencias pueden enriquecerse mutuamente si se tratan con respeto y humildad. La apreciación mutua amplía las propias perspectivas y contribuye a la paz en la sociedad. Y sin embargo, esto no significa que como cristianos no podamos permanecer firmes a nuestra fe y con valentía defender nuestras convenciones religiosas ante los demás. Pero, ¿por qué debería tener razón el cristianismo (en particular)? ¿Existe una verdad universal y absoluta? Sí, porque: «Lo que es verdad, debe ser verdad para todos y siempre.» (Fides et Ratio, Cap. III, 27)

Jesucristo es el Mesías largamente esperado por Israel. Ya siglos antes de su llegada, los profetas predijeron a Cristo. Los grandes fundadores de religiones como Buda, Confucio o Mahoma no parecen tener una tradición religiosa anterior. No fueron anunciados previamente. En cambio, la fe cristiana ve en Jesucristo el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías. Cristo no solo proclama la verdad, se identifica plenamente con la verdad. Él dice: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.» (Juan 14, 6) Entonces, si lo que Jesús dice es verdad, vale la pena conocer este único camino.

¿Qué distingue al cristianismo de otras religiones?

En el cristianismo, la relación personal con Jesucristo es fundamental. En él, Dios mismo vino al mundo. En Jesús, el Dios invisible se hizo visible. El destacado filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel entendía el cristianismo como la ‘religión de la libertad’, en la que el hombre tiene un valor infinito ante Dios y Dios aparece ante él como ‘lo no ajeno’, como ‘lo familiar’, como ‘la verdad’.

El cristiano no se deja determinar por energías cósmicas, ya que se siente seguro en manos de un Dios personal. ¡La Biblia anuncia la Buena Nueva del Dios hecho hombre! Un Dios que se hizo niño, que se dejó crucificar por nuestros pecados. Y que incluso se transforma en un pedazo de pan en el Sacramento de la Eucaristía, para que podamos encontrarlo y tener comunión con él. Dios inventó la Eucaristía precisamente para poder estar siempre con nosotros. Muy cerca. En cuerpo y alma, en el sentido más literal de la palabra.

Decídete por Dios. Vale la pena.

Blaise Pascal, matemático, físico y filósofo francés del siglo XVII, era un católico convencido. En sus ‘Pensées’, intentó presentar la fe en Dios como una apuesta razonable. Usó la siguiente argumentación: «Si al final de mi vida resulta que Dios existe, me espera la bienaventuranza eterna. Es la recompensa por haber creído en Dios sin pruebas. Pero si no hay Dios, no habré ganado nada, pero tampoco habré perdido nada. ¿No es mejor creer en Dios entonces? Y ahora consideremos la otra posibilidad. Si al final de la vida resulta que tenías razón, ¿qué habrás ganado? Nada. Pero si existe un Dios, tendrás un problema: Él te preguntará por qué no creíste en él. Eso te avergonzará. Así que es mejor apostar a que Dios existe. Porque si existe, puedes ganar infinitamente. Pero si no hay Dios, no pierdes nada.»

Una argumentación interesante, ¿verdad? ¿Y qué hay de ti? ¿Crees que Dios existe? ¿Que te ama? ¿Y que anhela encontrarse contigo?