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Credopedia Sexo: El lenguaje corporal del amor

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Sexo: El lenguaje corporal del amor

El sexo es bello cuando está impregnado por el amor. Separado del amor, se vuelve rápidamente insípido y ofensivo. El sexo involucra a toda la persona: su cuerpo, su alma y su mente.

mins read | Stani Mičkovicová

Sexo: Comunicación del amor

El sexo no es simplemente sexo, es comunicación. Es el lenguaje corporal del amor. En el acto sexual se trata de intercambio, de algo compartido. Sin embargo, hay una gran diferencia entre «tener sexo» y formar «una sola carne». «Ser una sola carne» es el diálogo del amor: yo me entrego a ti, y tú te entregas a mí. Es entrega con cuerpo y alma, (de la piel y pelo), sin segundas intenciones (motivos ocultos). Sin embargo, el amor no siempre debe ir de la mano con el sexo. A veces, renunciar al acto sexual puede ser un signo de amor aún mayor que la satisfacción inmediata de los deseos. Reducir el acto sexual a una interacción superficial entre cualquier cuerpo sería despojar a la otra persona de su dignidad. El acto sexual debería ser la culminación de una historia de amor de la cual ambos desean que nunca termine.

Sexo y vínculo afectivo

El sexo no es una cuestión exclusivamente física. Se trata de unión con el otro: con cuerpo, alma y mente. Tener sexo sólo por placer no hace justicia al profundo significado de la sexualidad humana. A menudo, todo lo que queda después es decepción y dolor. Se produce un embotamiento y, en última instancia, una degradación del sexo. Cuando dos personas deciden mantener relaciones sexuales sin compromisos, sucede algo que quizá ni siquiera habían decidido: les guste o no, el sexo crea un vínculo entre ellos que va más allá de lo físico. De hecho, los encuentros sexuales son más que simples encuentros fugaces entre dos personas en el nivel físico. De cada relación que se entabla en la vida se derivan consecuencias de las que uno ni siquiera se da cuenta en el momento. Problemas no resueltos y relaciones dañinas del pasado pueden seguir teniendo efectos en el presente. Los sentimientos pueden quedar tan atrapados en eventos pasados que distorsionan la percepción en el aquí y ahora. Involucrarse íntimamente con alguien implica asumir responsabilidad.

Tener sexo = asumir responsabilidad

El sexo es la expresión más íntima del amor entre un hombre y una mujer. Sin embargo, ser deseado eróticamente por alguien no significa necesariamente que esté dispuesto a comprometerse con la otra persona por completo, con todas las consecuencias. Pero si no es amor lo que lleva a dos personas a la cama, ¿entonces qué es? El sexo se convierte en una experiencia puramente física, donde uno no se entrega completamente. La relación sexual no es sólo una expresión placentera de afecto tierno, sino el acto a través del cual puede crearse una nueva vida. Si un niño es concebido involuntariamente, hay una mayor probabilidad de que crezca sin el amor de ambos padres. El sexo casual puede llevar, en el peor de los casos, a un aborto. Y la consecuencia del aborto es la muerte: una decisión irreversible. Un niño nunca es un error, un problema, una carga, un accidente o un castigo. Un niño es un regalo. Siempre y en toda circunstancia. El amor responsable no conoce el miedo, ni siquiera ante un hijo.

¿Por qué no tener sexo antes del matrimonio?

Solo el amor hace que el sexo sea hermoso. Para ser más precisos: solo el amor conyugal le otorga la belleza que Dios le ha destinado. En la Biblia se relata que Dios creó al ser humano a su imagen. Y «los creó varón y mujer». (Génesis 1,27) Se complementan mutuamente y se atraen el uno al otro. Pero, ¿por qué la moral sexual católica rechaza el sexo antes del matrimonio? Según la enseñanza católica, el sexo está reservado a las parejas casadas. Esto es porque el matrimonio es un sacramento, un vínculo sagrado. La abstinencia sexual antes del matrimonio no es una renuncia sin sentido que la Iglesia imponga como una carga pesada. Más bien, tiene que ver con la intocable dignidad humana. Vivir la abstinencia sexual hasta el matrimonio es una decisión consciente de amor. La entrega total del cuerpo debe corresponder a la entrega total del alma. «El mayor regalo que puede hacer una persona a otra es ella misma.» (YOUCAT 407) Decir «te quiero» no puede hacerse banalmente o con fecha de caducidad, lo mismo se aplica al sexo. Queda, pues claro que el lugar más adecuado para el sexo es el matrimonio.

Crecer en el amor

Nadie es perfecto. Todos tenemos un pasado. Y sin embargo, Dios tiene el poder de enderezar lo torcido. En los sacramentos, Jesús nos ha dado remedios para que podamos experimentar su presencia y recibir su poder sanador en las diferentes situaciones de la vida. No hay pecado, ni siquiera en relación con tu sexualidad, que Dios no estaría dispuesto a perdonarte. Cada vez que te confiesas, permites que Dios te toque. Como la adúltera de la que habla la Biblia. Después de su encuentro con Jesús, comenzó una nueva vida y, de hecho, se convirtió en santa. También tú puedes llegar a serlo. Dios quiere sanarte incluso donde no eres consciente de tus heridas. Él te conoce mejor de lo que tú te conoces a ti mismo. Así que recuerda: el amor es más que un sentimiento, el amor es una decisión. Decide cada día de nuevo por el amor. Y entonces harás un descubrimiento maravilloso: Existe, ¡el amor para siempre!