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Credopedia Hacia la Pascua: ¡Jesús vive, y eso lo cambia todo!

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Hacia la Pascua: ¡Jesús vive, y eso lo cambia todo!

Los discípulos de Jesús experimentaron lo que significa perder el suelo bajo los pies. Lo habían apostado todo por Jesús – y luego murió en la cruz. Sus esperanzas quedaron hechas trizas. Tal vez tú también conozcas momentos así: desilusión, dudas, miedo al futuro. Pero precisamente en esa oscuridad resplandece el mensaje pascual: la muerte no tiene la última palabra, ¡Jesús vive – y eso lo cambia todo!

mins read | Stani Mičkovicová

Pascua: el mayor punto de inflexión de la historia

La Pascua es mucho más que un fin de semana largo con conejitos de chocolate y un ambiente primaveral agradable. ¡La Pascua es el mayor punto de inflexión de la historia! Es una invitación a dejar atrás lo viejo y atreverse a lo nuevo. Pero a veces vivimos momentos en los que nos cuesta confiar en que Dios lo tiene todo en sus manos. Las dudas personales, las crisis o los golpes del destino pueden paralizarnos. En esos momentos parece que toda esperanza está perdida. Y sin embargo, la Pascua nos muestra: la cruz no es la última estación. Tampoco lo es la tumba.

Jesús dice: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá: y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» (Juan 11,25)

La resurrección de Jesús no es una invención, ni un cuento, ni una metáfora, sino una realidad que transformó para siempre la vida de los discípulos. De repente, dejaron de tener miedo y ganaron valor. Ya no había desesperanza, sino alegría. Sabían que, si Jesús había vencido a la muerte, entonces ninguna situación era insuperable para nosotros. ¡La tumba vacía en la madrugada de Pascua lo cambió todo!

La esperanza no defrauda

«Todos esperan», escribe el papa Francisco en la bula de convocación del Año Santo 2025 Spes non confundit – La esperanza no defrauda. «En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana.» (Spes non confundit, §1)

El Papa nos invita a emprender una peregrinación no solo exterior, sino sobre todo interior, y a ser peregrinos de esperanza. Especialmente en la preparación a la Pascua podemos responder a este llamado. Al ponernos en camino, al acoger de nuevo el amor de Dios y al llevar esperanza al mundo, vivimos lo que verdaderamente significa la Pascua: un encuentro vivo y personal con Jesucristo, quien es la “puerta” de la salvación y de la vida en plenitud (cf. Juan 10,7.9).

La esperanza cristiana auténtica no busca la felicidad más profunda en cosas materiales pasajeras o en placeres momentáneos. Eso es exactamente lo que el Papa quiere expresar cuando escribe en Spes non confundit: «¿Qué felicidad esperamos y deseamos? No se trata de una alegría pasajera, de una satisfacción efímera que, una vez alcanzada, sigue pidiendo siempre más… Necesitamos una felicidad que se realice definitivamente en aquello que nos plenifica, es decir, en el amor, para poder exclamar, ya desde ahora: Soy amado, luego existo; y existiré por siempre en el Amor que no defrauda y del que nada ni nadie podrá separarme jamás.» (Spes non confundit, §21)

Pascua: oportunidad para un nuevo comienzo

¡La Pascua es la fiesta de la esperanza! Puedes empezar de nuevo. Es el momento perfecto para una renovación espiritual. Es como la limpieza de primavera: cuando afuera todo vuelve a cobrar vida, también anhelamos eso en nuestro interior: dejar entrar aire fresco, eliminar el desorden, hacer espacio para lo nuevo.

La Pascua es una invitación a ordenar nuestra vida y atrevernos a un nuevo comienzo. El tiempo pascual es la oportunidad para renovar el corazón y dejarnos conquistar por el amor de Dios.

Por medio del perdón que se nos concede en Cristo, podemos sanar heridas antiguas y liberarnos del peso del pasado. Este perdón nos regala la libertad de mirar el futuro con una nueva perspectiva.

El perdón abre el camino hacia una verdadera sanación, sin suprimir ni trivializar el mal cometido. En Spes non confundit leemos:

«Perdonar no cambia el pasado, no puede modificar lo que ya sucedió; y, sin embargo, el perdón puede permitir que cambie el futuro y se viva de una manera diferente, sin rencor, sin ira ni venganza. El futuro iluminado por el perdón hace posible que el pasado se lea con otros ojos, más serenos, aunque estén aún surcados por las lágrimas.» (Spes non confundit, §23)

Vive la Pascua: déjate perdonar y perdona

Solo cuando te dejas perdonar por Dios y también perdonas a los demás puede haber redención. Porque la vida nueva que se nos da mediante la resurrección está inseparablemente unida al perdón.

En Sacramento de la Reconciliación, es Jesús mismo quien te perdona. «En ella permitimos que el Señor destruya nuestros pecados, que sane nuestros corazones, que nos levante y nos abrace, que nos muestre su rostro tierno y compasivo. No hay mejor manera de conocer a Dios que dejándonos reconciliar con Él (cf. 2 Co 5,20), experimentando su perdón. Por eso, no renunciemos a la Confesión, sino redescubramos la belleza del sacramento de la sanación y la alegría, la belleza del perdón de los pecados.» (Spes non confundit, §23)

Ese es el alegre mensaje de Pascua: ¡Cristo ha resucitado! No hay oscuridad que él no pueda iluminar, no hay sufrimiento al que no pueda poner fin, no hay pecado que él no pueda perdonar, ni herida que él no pueda sanar, si tú te acercas a él con confianza. De repente tendrás más fuerza para mirar al futuro con esperanza y afrontar la vida con mayor alegría y confianza.

Detente un momento y pregúntate: ¿Y yo, qué le regalo a Jesús en esta Pascua?

CREDOPEDIA: El Sacramento de la Reconciliación

CREDOPEDIA: Examen de Conciencia

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